DAME HIJO MIO TU CORAZÓN – PARTE 3

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DAME HIJO MIO TU CORAZÓN – PARTE 3

Las pruebas y las tentaciones son lo normal en la vida cristiana. Al decir esto quiero que entiendan que es imposible vivir la vida cristiana sin pruebas, es decir sin situaciones difíciles que atentan contra esas cosas que amamos que cuando suceden nos hacen dudar del amor de Dios, o tentaciones que son aquellas situaciones donde por hacer lo correcto delante de Dios podemos perder, y entonces dudando de la bendición de Dios nos sentimos tentados a hacer lo incorrecto para asegurar ganar.

Estas pruebas y tentaciones son indispensables para probar de una manera continua nuestra confianza en Dios, de tal manera que al pasar cada prueba y cada tentación vayamos creciendo en salvación. Sin embargo hay algunos que no tienen claro este asunto, y asumen las pruebas y las tentaciones como si fuera algo extraño que como cristianos no debiera ocurrirles, y cuando les ocurre creen que es porque o; están cometiendo algún pecado horrible, o peor aún, porque Dios no está funcionando como debiera. Ahora; si es cierto que las pruebas y las tentaciones vienen porque hay pecado en nosotros, pero no me refiero a las acciones pecaminosas que cometemos, sino a ese pecado latente que hay en nosotros, producto de tener una escala de valores equivocada, qué es en cierto modo idolatría, y que es consecuencia de la poca confianza y conocimiento de Dios.

Por ejemplo imaginemos que usted ama con locura las riquezas, o el sexo, o la comodidad, o a su familia, pero como buen cristiano esta haciendo todas las cosas de manera correcta, sin embargo ese amor desmedido por las cosas del mundo son un peligro latente, porque por conservar aquellas cosas que tanto amamos podemos tomar la decisión de desobedecer a Dios, por esta razón, ese amor debe ser reemplazado por el amor a Dios, y eso es lo que ocurre cuando al ser probados o tentados hacemos la voluntad de Dios.

Cuando vivimos este proceso de crecimiento espiritual a través de la obediencia, dice la escritura que debemos alegrarnos muchísimo, que debe haber gozo y mucho gozo en medio de estas situaciones que sin lugar a dudas traerán muchísima bendición. Eso quiere decir que la vida cristiana normal, a pesar de las continuas pruebas y tentaciones es una vida de continuo gozo, producto el precioso trato de Dios a nuestras vidas.

Cuando no hacemos la voluntad de Dios en medio de las pruebas y las tentaciones… Y no hacemos la voluntad de Dios producto de la idolatría o exceso de amor a esas cosas, entonces vienen las disciplinas que si quitan el gozo. Pero esa no es la vida cristiana normal, es la vida el necio, del terco, del incrédulo que no quiere aprender a confiar en Dios, por que tampoco quiere dejar su pecado

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